MUERTE Y PROFANACIÓN

10.08.2024

Relataremos lo más brevemente posible la historia del genocidio a los habitantes originarios de la región Pampeana y Patagónica (entendiéndose, como uds. sabrán, no solamente al territorio provincial, sino, a los asentamientos que existían también en lo que se denomina la pampa húmeda) y la posterior profanación de las tumbas de sus principales caciques. 

Por Estela Casado y Mirtha Susan Rodríguez

Créanme que esta parte no figura en los libros de Historia, pero por suerte hay investigadores que las relatan, como es el caso de Sebastian Díaz en su documental "4 Lonkos" del que hoy haremos una breve reseña.

Mucho se habla por estos días del tema Mapuche tanto en nuestro país como Chile, es actualidad, pero poco de lo que pasa con el resto de los pueblos originarios y de cómo fue la construcción política para que ello ocurra, salvo en este programa donde sí hemos diversificado más el tema.

Antes de profundizar en el documental citado quiero hacer referencia sobre algunos conceptos vertidos por Claudia Salomón TARQUINI profesora de historia y Licenciada en la Universidad Nacional de La Pampa, Doctora en Historia por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Investigadora independiente en el Conicet, por mencionar algunos títulos.

Tarquini en su artículo: "Genocidio de pueblos originarios en Pampa y Patagonia"contextualiza lo siguiente:

En el marco de construcción del estado nacional, la inserción de Argentina en el mercado capitalista mundial a fines del siglo XIX como productora de productos primarios exigía en medidas crecientes no sólo ocupar las tierras bajo control indígena, sino también provocar la desarticulación de estas sociedades, como forma de desactivar toda posible amenaza a las nuevas actividades económicas que se pretendían desarrollar en el espacio que se les quitaría. La preocupación por parte de sus autoridades de avanzar sobre las tierras ocupadas por grupos indígenas fue un problema central.

A partir de la década de 1860 y en particular desde fines de la de 1870, una política nacional unificada se dedicó a quebrar la autonomía política y territorial que los indígenas conservaban y procurar el exterminio de sus pueblos. 

Las prácticas genocidas incluyeron no solo ataques militares (entre 1878 y 1879, con una segunda etapa entre 1881-1884) con miles de personas asesinadas, sino separaciones de familias y grupos, reclusión en campos de concentración, prohibición del uso de la lengua y de reunirse como grupos, y finalmente, sobre fines del siglo XIX e inicios del siguiente, asignaciones de tierras muy menores a familias individuales en colonias agrícolas.

Junto a estas prácticas, predominó una narrativa fundacional del estado nación argentino que ubicaba a los pueblos indígenas solo en el pasado, o en todo caso al borde de una desaparición que se suponía inexorable, discurso que impregnó los espacios académicos hasta fines del siglo XX.

Por cierto y esto corre por mi cuenta, fue muy planificado, tanto que para construir la famosa zanja de Alsina, el estado nacional contrató para dirigir la obra al Ingeniero francés Alfredo Ebelot, durante un año cavaron 375 km un millar de operarios nacionales y extranjeros. Fue la obra pública más cuestionada de todo el siglo XIX. ¿Cuál era el objetivo?...... Demorar o impedir el arreo de ganado.

Pero volviendo al documental propiamente dicho nos cuenta su autor que trata sobre la vida, muerte y profanación de los 4 lonkos que son: Calfucurá, Mariano Rosas, (así bautizado por Juan Manuel de Rosas luego de que fue capturado y llevado a una estancia de su propiedad.....su verdadero nombre era Panguitruz Guor, que significaba "zorro cazador de pumas" y los restantes: Cipriano Catriel y Vicente Pincén.

Éste último fue el único que pudo sortear el destino final de que sus restos permanecieran detrás de una vitrina en un museo, los otros 3 fueron profanados por las fuerzas expedicionarias al mando de Roca y sus lugartenientes y llevados por los 2 grandes coleccionistas de cráneos que tuvo nuestro país : el Perito Moreno y Estanislao Zeballos, el primero conocido por sus logros como naturalista o demarcador de límites, él mismo habla en sus escritos de cómo desentierra cráneos para él, cómo los colecciona y el valor que tenían esos cráneos. Creador del Museo de Ciencias naturales de La Plata donde actualmente en sus depósitos hay 10.000 restos esqueletarios.

Perito Moreno
Perito Moreno

El segundo fue un político importante presidente de la Cámara de Diputados, periodista, abogado de la élite, naturalista por "motus propio". Fue el intelectual más orgánico y despiadado -digamos- de la generación de 1880.

El documental también es una crítica hacia "la ciencia", de cómo maltrató a los pueblos originarios queriendo limpiar no solamente La Pampa de indios vivos, sino también de sus propios restos.

En el documental otro investigador: Marcelo Valko dice "hay 4 jinetes del apocalipsis" que diezmaron o cometieron el genocidio en los pueblos originarios y ellos son: 

Militares - Iglesia - Estado - Ciencia

Calfucurá fue el más grande, hizo una Confederación de indios llamada "Confederación de Salinas Grandes", sin duda el contrapeso más importante que tuvo entre los blancos y las tribus, a través de él, los conquistadores no pudieron avanzar todo lo que hubiesen querido. El segundo más importante fue el que citamos anteriormente Mariano Rosas, (ranquel), Claudia Tarquini, dice que Mariano Rosas era el nombre que utilizaba para firmar los pactos y establecer un vínculo entre los cristianos y los indígenas donde había que pactar irremediablemente ante sus avances.

Estos caciques se conocían y convivieron en la década de 1870: Calfucurá muere en 1873, Mariano Rosas en 1877, Catriel en 1874 durante el ministerio de guerra de Adolfo Alsina, quien fallece en 1877 y es el Presidente Nicolás Avellaneda que designa en su lugar a Julio A, Roca quien asume en 1877. Al respecto cabe mencionar que ambos tenían una postura muy diferente ante la conquista.

Alsina quería avanzar pero paulatinamente, Roca con una postura más radical quería avanzar a sangre y fuego hacia un límite natural que era el Rio Negro. La idea de esta postura fue de Estanislao Zeballos, fue la base teórica por la que avanza Roca (una de las tesis) Zeballos fue el publicista de la Campaña del Desierto, desde el diario La Prensa fustigaba en contra de Alsina diciendo que la zanja era un disparate, que había que exterminar las tribus, una solución final parecida a lo que sucedió con los nazis contra los judíos.

La profanación de las tumbas se produce en 1878 en el ministerio de Roca y sus lugartenientes: (Racedo-Levalle y otros). Está probado que había comercio en la entrega de cráneos, en el caso de Racedo le promete a un científico alemán, el cráneo de Mariano Rosas sin ni siquiera haber ido a Leuvucó, lo había prometido antes de realizar esa campaña que a él le tocaba (el norte de La Pampa), finalmente no se produjo la venta al alemán porque se la apropió el mismo Zeballos.

Era altamente simbólico en esa época tener el cráneo de un indígena porque se enmarca en un período en que se los consideraba una raza inferior y había que estudiar el cráneo para saber la diferencia con los blancos, un pseudocientificismo. Fueron trofeos de guerra y objetos de colección durante mucho tiempo.

Hubo un movimiento de restitución de otro cacique, Inacayal, luego en el 2001 de Mariano Rosas con las respectivas ceremonias que realizaron los originarios para con sus ancestros.

A partir de una ley nacional que prohíbe la exhibición de los restos se empieza a generar una corriente que implica la restitución de los mismos, un impulso del "Colectivo Guías de La Plata". Los antropólogos que trabajaban en el museo pudieron identificar algunos restos pero en su mayoría son NN - 10.000-.

Carlos Martínez Sarasola investigador y uno de los grandes antropólogos que tuvo la Argentina (cursó estudios en la Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales en la Universidad del Salvador y se graduó en Ciencias Antropológicas en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Buenos Aires, especializado en los estudios indígenas plantea una hipótesis en uno de sus libros: "Nuestros paisanos los indios" y dice:

"Más allá de la violencia de la época y de los enfrentamientos librados para la defensa de sus culturas, territorios y cosmovisiones, los grandes caciques de las pampas y Patagonia evidenciaron una clara intención hacia la convivencia con la nueva sociedad en formación que proponían los blancos, en la medida en que fueran respetados sus derechos como habitantes originarios".

Como sabemos aquella posibilidad no fue, porque el proyecto de país que finalmente se impuso a fines del Siglo XIX, decidió no incluir a los pueblos originarios.

La Argentina nació así automutilada, negando a los hijos de la tierra, y lo que es peor y sostiene esta obra, es que aquel proceso de aniquilamiento se llevó a cabo mientras los caciques tenían por voluntad convivir con el otro, tal como ellos y su gente lo hacían en las tolderías."

En alguna medida, el mundo indígena era un mundo con reglas propias y estrictas, pero a la vez, abierto y amplio porque incluía e integraba al "otro". No se trata de idealizar ese mundo; lo que propongo es que se estudie con mayor cuidado y atención una forma de vida diferente de la que habitualmente nos han enseñado. Esa forma de vida era lo contrario del modelo sociocultural propugnado por el poder de Buenos Aires, que anhelaba una sociedad única, homogénea, blanca".

El modelo indígena de las llanuras, en donde coexistían indios, negros, gauchos, "blancos" o mestizos, aparecía entonces como antagónico, temible y peligroso. Por eso se decidió su destrucción.

En este libro el autor intenta llenar este espacio, haciendo conocer al lector o al especialista en estos temas, un amplio telón de fondo. ¿Cómo y cuáles fueron las diversas etnias que habitaron en el pasado nuestro suelo? ¿Qué trato recibieron y de qué manera contribuyeron a forjar los orígenes de la nacionalidad y de nuestra formación? ¿Cómo esos grupos humanos actuaron en nuestra dinámica histórica, jugando por lo general un rol más importante y heroico del que el reconocimiento posterior estuvo dispuesto a otorgarles y que a menudo se les niega?

Sarasola está muy lejos del dogmatismo o las posiciones extremas, se trata de escribir objetivamente la historia y de esclarecer hechos que han sido pasados por alto o deliberadamente ocultados; tratando también de hacer prevalecer principios elementales que la valoración parcial, debida a la perspectiva unilateral o interesada de una de las partes -la del triunfador o del usufructuario en el tiempo- impuso como norma incuestionable y absoluto patrón de medida.

No se trata de volver a la antinomia que debe evidentemente superarse, de hispanismo versus indigenismo, sino, de mostrar cómo una de las partes -la vencida- fue juzgada peyorativamente por la autojustificación del vencedor; de cómo recibió la diatriba de un juicio adverso; de cómo se olvidó aplicar los elementales derechos que debían corresponderle como seres humanos.