GENTE DE TIERRA

LA PRESENCIA MAPUCHE EN MENDOZA
ESTUDIO REALIZADO POR ESPECIALISTAS DEL CONICET DESDE SUS DIFERENTES DISCIPLINAS
Por Estela Casado y Mirtha Susana Rodríguez
Para ir completando este tema de aborígenes que iniciáramos el año anterior, queremos hacerles conocer un artículo recopilado por Bruno Geller en donde tres especialistas del CONICET -Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas-dialogan sobre La presencia mapuche y sus ancestros en Mendoza desde épocas precolombinas, abordándolo desde sus diversas disciplinas, y que fuera publicado en la página de este Organismo el 10 de mayo del 2023.
Cuando se habla en general de los mapuches y su situación siempre surgen controversias y polémicas, particularmente por desconocimiento y mucho porque los medios en general no profundizan seriamente esta cuestión, porque la defensa que hacen estos aborígenes de sus territorios se contrapone con intereses económicos de grandes grupos -mayoritariamente extranjeros- con la connivencia obviamente de los diferentes gobiernos de turno, independientemente de su "color político" por llamarlo de alguna manera. Por eso de la mano de estos investigadores queremos desarrollar sus opiniones en base a evidencias arqueológicas, lingüísticas, históricas, culturales y otras que demuestran la presencia continua de pueblos originarios desde la era precolonial hasta la fecha en lo que hoy es la provincia que mencionamos.
Afirma Diego Escolar, antropólogo, investigador del CONICET y profesor titular en la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) que hace tres décadas estudia la historia y etnografía indígena en Cuyo y otras regiones:
"Los antepasados de los mapuches contemporáneos habitaron el actual territorio de Mendoza antes de la conquista española y su presencia ha sido continua desde entonces hasta el presente. Sectores de la sociedad de Mendoza argumentan la supuesta extinción y o extranjería de este pueblo que forma parte de Argentina y de la historia de esta provincia, con el fin de deslegitimar la reivindicación de sus legítimos derechos, que incluyen la posesión y el uso de tierras"
Por su parte, Claudia Briones, antropóloga e investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDyPCa, CONICET-UNRN) destaca que:
El artículo 75 inciso 17 de la constitución nacional reconoce la preexistencia de los pueblos indígenas. Y también resalta en "lo que todos los argentinos y argentinas debemos saber es que, tal como dispone el Convenio 169 de la OIT del que la Argentina es signataria, los pueblos indígenas tienen derecho a determinar su propia identidad o pertenencia conforme a sus costumbres y tradiciones (art. 33.1). De allí que sus derechos deban ser respetados en Mendoza y en todo el país porque eso es lo que mandata nuestra constitución y convenios internacionales".
Para Beatriz Bragoni, doctora en historia, investigadora del CONICET, directora del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA-CONICET), en Mendoza, y profesora titular de la Facultad de Derecho de la UNCuyo, las fuertes controversias sobre la existencia o no de pueblos mapuches en los departamentos del sur mendocino recomiendan tener en cuenta cuestiones fundamentales como, las evidencias materiales (arqueológicas, lingüísticas, históricas, culturales) que atestiguan la movilidad espacial, intercambios, conflictos y solidaridades de las parcialidades indígenas dispersas en los territorios y pueblos no sometidos por las autoridades coloniales entre el siglo XVI y el XVIII, así como a la recomposición de las relaciones interétnicas como resultado de las guerras revolucionarias. También indica que se deben considerar las razones que explican la filiación entre la nomenclatura clásica y aceptada de los pueblos originarios del sur provincial, puelches y pehuenches, por el vocablo "mapuche" o "pehuenche-mapuche".
Conjunto de evidencias:
Pruebas de diferente naturaleza, que son parte de los estudios de especialistas del CONICET, confirman la continua presencia mapuche hasta la fecha en Mendoza: artículos de prensa del siglo XIX, partes militares, tratados entre caciques del sur de Mendoza y autoridades del Estado argentino, memorias orales y actas bautismales de niños y niñas indígenas separados de sus familias y de su cultura durante y después de la Campaña del Desierto.
"En las fuentes históricas, hay evidencias directas de que el sur de Mendoza y lo que es el departamento de Malargüe, General Alvear y gran parte de San Rafael eran territorios indígenas libres hasta la Campaña del Desierto que se produce a partir de 1879, luego de las "campañas preparatorias" en 1878. O sea, que hasta ese momento casi la mitad de la provincia de Mendoza, gran parte de la provincia de Buenos Aires, el sur de San Luis, el sur de Córdoba y de ahí hacia la Patagonia hasta Tierra del Fuego era todo territorio indígena libre"
Eso afirma Escolar y agrega que eso está comprobado en tratados sobre fronteras, firmados incluso hasta 1875, entre caciques indígenas y autoridades de gobierno.
En esa línea, Bragoni indica que la evidencia histórica refrendada en documentos producidos por los funcionarios coloniales que tramitaron el cambio político en el territorio después de 1810 pone de relieve la naturaleza o carácter de las relaciones interétnicas en dos planos concurrentes: la política de pactos o parlamentos celebrados entre las autoridades locales y los cacicazgos indígenas para negociar la paz en base a incentivos materiales que incluían la cesión de terrenos para la labranza en las proximidades de los fuertes de San Rafael (1805) y San Carlos (situado a más de 100 kilómetros de la ciudad de Mendoza), y que suponía la prestación de servicios militares eventuales por los indios oriundos del lugar o del otro lado de la cordillera.
También menciona esta historiadora del Conicet, que sobre la base de entendimientos pactados en 1816 entre los comandantes de frontera y los "caciques amigos", el gobernador intendente José de San Martín, en persona, aceleró la rúbrica de un tratado con la Nación Pehuenche en el fuerte de San Carlos. La participación de los indígenas en este documento no se redujo a preservar la vigilancia de los pasos cordilleranos ni tampoco se limitó a cumplir con el compromiso de permanecer neutrales en la guerra entre los ejércitos patriota y realista. La información provista del copiador de San Martín resulta esclarecedora de los contratos celebrados con caciques y mocetones con el fin de recolectar ganado disperso para abastecer a los hombres armados que los habilitaba a ingresar a la ciudad para cobrar los servicios prestados. Además los caciques aportaban hombres para el Cuerpo de Caballería del Ejército de los Andes, puntualiza esta académica además autora del libro "San Martín una biografía política del Libertador"
Como ya hemos puntualizado en anteriores intervenciones, señala Escolar, quien realizó estudios posdoctorales, estancias de investigación y docencia en las universidades de California, Berkeley, en Estados Unidos, y en la Universidad Sorbonne Nouvelle, en Paris, Francia:
"A partir de la Campaña del Desierto, los indígenas fueron incorporados violentamente al Estado argentino. Miles fueron asesinados, y en el caso particular que abordan mis trabajos, miles de sobrevivientes del sur de Mendoza y también de la Patagonia y la Pampa central fueron trasladados forzosamente a la ciudad de Mendoza y otras zonas del centro y norte de la Provincia de Mendoza y agrupados en reservas, barracones y presidios (que dejaron, en algunos casos, restos arqueológicos visibles), y luego distribuidos en obrajes, ingenios, estancias o familias. El principal responsable del traslado y reparto de prisioneros como mano de obra esclava fue el coronel Rufino Ortega, hombre de confianza de Julio A. Roca, y gobernador de la provincia de Mendoza entre 1884 y 1887".
Este investigador realizó una recopilación de mas de 200 notas periodísticas publicadas entre 1878 y 1893 en "El Constitucional", "Los Andes" y otros diarios de Mendoza que describen el reparto de indígenas traídos desde el sur de la provincia y la Patagonia.
Además él y sus colegas recorrieron parroquias de la provincia de Mendoza y comprobaron la proliferación de actas bautismales de niños indígenas capturados en la campaña del desierto desde fines de 1870 hasta fines de 1880. Se les otorgaba nombre español, se eliminaba toda referencia a sus padres, se incluía sólo los nombres de los padrinos blancos, que en la práctica oficiaban como sus dueños. El objetivo de esta política de apropiación de estos niños era destruir la sociabilidad e identidad indígenas y agrega tras la campaña del desierto muchos mapuches que sobrevivieron en condiciones sociales nuevas, en algunos casos hasta la década de 1950, generando también descendencia hasta el día de hoy en Mendoza.
El término "mapuche"
Con relación al término Mapuche, nos indica este académico que hay historiadores que niegan la presencia milenaria de Mapuches en Mendoza y otras regiones del país argumentando que son muy recientes (de fines del siglo XIX en adelante) los documentos que identifican a ese pueblo con la denominación "mapuche".
El término que significa "gente de tierra", se fue desplegando desde finales del siglo XIX como un rotulo para la identificación o autoidentificación de diversas parcialidades identitarias que tenían en común, la lengua mapudungun y pautas culturales y políticas, y fueron clasificadas por ej. Como pehuenches, pampas, huiliches y otros". Es un error pensar que estos pueblos no han continuado su presencia en la región porque hayan cambiado o desaparecido alguna de las denominaciones originales y fueron reemplazados por otras a lo largo del tiempo por dinámicas de etnogénesis, producto, por ej., de los desplazamientos forzados que tuvieron que sufrir a partir de la Campaña del Desierto.
Hoy nadie duda que la antropología clásica llamaba TOBA a quienes se autodesignan QOM, no son dos pueblos diferentes. Lo mismo pasa con lo que los españoles llamaron ARAUCANOS o AUCAS y en la actualidad se autoidentifican como Mapuches. Y a este respecto hay abundantes fuentes coloniales tempranas que documentan presencia de Aucas en la zona.
Escolar también indica que durante la campaña del desierto proliferó un discurso nacionalista argentino, PROMOVIDO POR INTELECTUALES como Estanislao Zeballos, Francisco Pascasio Moreno y Manuel Olascoaga, que sostenía que los Mapuches eran invasores de Chile. Este discurso falso se elaboró para justificar la Campaña del Desierto, además esta invasión violenta en los territorios de los indígenas se dio en un contexto geopolítico de competencia con el Estado Chileno por territorios de la Patagonia y otras regiones. Agrega que lo apropiado es decir que lo que ocurrió "fue un proceso colonial en un territorio originario mapuche iniciado con la invasión española y seguido de una colonización republicana argentina".
Respecto de la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas, indica Briones, la misma no refiere a una única localización original y, menos aún, cuando hablamos de pueblos con alta movilidad. "Reconoce más bien prácticas propias que deben ser respetadas porque han sido interferidas e intervenidas por los mismos estados a través de sus políticas o bien de exterminio o bien de subordinación y radicación coercitiva. Está bien documentado no sólo que así ocurrió con contingentes mapuches relocalizados compulsivamente en el sur de Mendoza incluso después de la conquista del desierto, sino también que el Estado argentino no tenía presencia efectiva en todos los espacios sobre los que reclamaba competencia y jurisdicción hasta fin del siglo XIX", afirma la investigadora del CONICET y resalta que por eso se encuentran en los mapas de época amplias extensiones consignadas como "tierra de indios".
Hasta las reformas borbónicas del siglo XVIII, la "provincia de Cuyo" que abarcaba también a Mendoza, pertenecía a la Gobernación de Chile, con capital en Santiago, y sólo desde 1776 al Virreinato del Río de la Plata, lo que en nada contradice que hoy sea una de las veinticuatro provincias argentinas, señala Briones. "No existiendo aún los estados de Chile y Argentina, sería tan inadecuado sostener que hasta 1776 todos los indígenas de Mendoza eran chilenos, como que después de esa época eran todos argentinos", agrega.
Para Escolar es fundamental la investigación sobre los pueblos indígenas "porque una enorme porción de la población argentina es o desciende de pueblos indígenas; y para demostrar, a pesar de algunas voces, que son parte del pueblo argentino, que siguen existiendo, aunque se los quiso expulsar material y simbólicamente de nuestra sociedad".
De acuerdo con el investigador del CONICET, "comprender la historia indígena también es comprender mejor la historia de la formación de la nación y el Estado argentino. Los indígenas participaron en las guerras civiles argentinas, en la política, influyeron en la economía, influyeron en las formas en que por oposición se construyó la imagen del argentino blanco, o sea son la otra cara de la moneda de la identidad argentina idealizada, imaginada".
Briones, indica que hace falta continuar profundizando y ampliando investigaciones sobre las complejas historias y trayectorias de los pueblos indígenas que habitan en el país, y sobre los modos adecuados de entender y honrar los marcos jurídicos que rigen nuestra convivencia. "Hace falta también que esas investigaciones retomen y den clara cabida a los trabajos que en esa dirección realizan comunidades, organizaciones, referentes y colegas indígenas. Esto es así no simplemente porque es parte medular de lo que Argentina es hoy, sino fundamentalmente porque se evitarían muchos malentendidos y conflictividades innecesarias si la población en general tuviese información basada en investigaciones consistentes y actualizadas. De lo contrario, sólo continuarán circulando interpretaciones interesadas y ancladas en prejuicios que confunden y acarrean más conflictos que soluciones", agrega.
Para Escolar, la investigación es también una manera de hacer justicia por los mapuches, otros pueblos indígenas de Argentina y sus descendientes.
"Nuestros trabajos, en diálogo con su propias memorias y conocimiento histórico y antropológico, aportan argumentos, conocimientos de las zonas oscuras de su propia historia, de lo que la historia oficial ocultó. También puede ayudarles a reconocer sus derechos y defenderlos, así como recuperar su orgullo, su historia y su identidad".
Quisimos acercarles desde diversas ópticas todas las investigaciones que hay al respecto, porque necesitamos saber, para que se nos caiga el velo de tantas cosas que suceden en este país. Necesitamos profundizar en la historia porque como dijimos alguna vez, sino conocemos la historia y de dónde venimos, tampoco vamos a saber o tener claro... hacia dónde vamos.
