Mientras tanto
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Por Alejandra Maceiras
Mientras tanto…
La vida de cada uno de nosotros transcurre entre las experiencias cotidianas que se nos presentan a los argentinos y una realidad escandalosamente perversa de coimas, amenazas, de injusticia y de todos los colores ocres de la desigualdad, de la ignorancia y el desinterés por todo lo que signifique la trascendencia de la vida en mayúsculas.
En el mientras tanto quiero hacer un recordatorio sobre las situaciones que parecen no tener fínal para nuestros hermanos originarios. Los hijos del viento, del río y de la tierra. Los nietos del cóndor y del aguila.
Los pueblos siguen en la lucha por sus derechos
Enfrentan discriminación, pobreza, despojo territorial y desalojos forzados.
Se los priva de recursos y tradiciones que son fundamentales para su identidad, bienestar y supervivencia. Esto los obliga a huir de sus hogares y trasladarse a pueblos o ciudades donde son más marginados, más pobres, violentados hasta el exterminio.
No estamos hablando de pocas y aisladas personas. Tomemos conciencia de que hay más de cuarenta pueblos.
Entre ellos hay más de doscientos mil Mapuches, más de cien mil Tobas y Guaraníes, más de cincuenta mil Diaguitas.
El estado Argentino les DEBE:
1- Garantizar el derecho a la tierra
2- Respetar su cultura en los planes de enseñanza y en la protección de su salud.
3- Participación plena en la vida social, económica y cultural de la Nación respetando sus propios valores.
4- Preservar el patrimonio cultural de cada etnia.
Este escrito apela a la memoria de cada uno de los hombres, mujeres y niños que habitamos este suelo de verdes y azules, de sol y de luna. De estrellas que se replican en los ríos como puentes entre mundos infinitos.
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