ROMPER ESTRUCTURAS DEL PENSAR Y DEL ESTAR PARA DESCOLONIZARSE

15.06.2024

La pregunta es:

¿Se puede ser ambientalista o un educador que lucha por la descolonialidad sin ser anticapitalista y sin ser antiimperialista? ¿Desde dónde debemos dar la discusión en los temas como problemas y como desafíos que instalemos en el ámbito educativo?



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Reflexiones sobre la actualidad de la Licenciada Claudia Gotta vertidas en Radio Cut y que compartimos.

Estos tiempos no se explican si no hacemos una retrospectiva necesaria y pensamos que la entrega, no comenzó en diciembre del año pasado, y mucho menos a partir de la elección que posibilitó que asuma este gobierno, que era una de la pocas cosas impensadas que no deseábamos.

La entrega de los territorios es una historia de larga data en estas latitudes. Para empezar con algún tipo de asidero y no ir a los tiempos primordiales de la invasión de los sucios rubios del renacimiento, podríamos gestar solamente a un ejercicio que nos lleve a las últimas cuatro décadas, desde el advenimiento de los gobiernos constitucionales, prefiero a veces, llamarlos así y no decirles democráticos porque la democracia es otra cosa.

Esto es una sucesión de impunidades y cuando la impunidad no termina, hace posible que aparezca el "monstruo" por así decirlo.

Estamos intentando "seguir siendo" en estos territorios, estamos perdiendo el suelo y el horizonte, estamos perdiendo el lugar desde donde gestar estrategias no solamente de lucha y de resistencia, sino, de preservación y de acciones que posibiliten que estos territorios, de y para la vida, dejen de estar a merced del mercado y del capital como viene siendo desde los años 90.

Esto es lo que estamos perdiendo, la gran lucha, yo no hablo de batalla cultural. La gran lucha que estamos perdiendo es olvidarnos -como nos han hecho olvidar desde la escuela en adelante- los lugares a donde pertenecemos y en donde debemos seguir gestando estrategias.

La cultura es una estrategia para vivir en un lugar y en un tiempo determinado, de seguir siendo, estando en estos lugares, esta es la política de la cual debemos hablar. Esta es la acción política que tiene un sujeto que necesariamente, tiene que ser colectivo o comunitario -como lo pienso yo- que es lo que nunca entra en rigor en el debate político.

La avanzada en la entrega, ya sea por el RIGI no es una novedad, aún aquellos gobiernos supuestamente de tinte nacional y popular han cometido aberraciones que invitaron a abrir la puerta para venir a robar, a seguir saqueando.

Desde la política menemista de los 90 hasta la derogación de la Ley de Glaciares en tiempo de gobierno de Cristina y tantísimas otras cosas.

La pregunta es qué debe hacer la escuela frente a esto, pero no solamente de cómo dar un tema, sino, habilitar preguntas que conduzcan a la acción, a las estrategias necesarias para seguir garantizando vida en estos territorios, ni más ni menos.

Hay tantos clichés instalados, la idea de la crisis civilizatoria, la crisis ambiental, del cambio climático que es un oxímoron en sí mismo, porque el clima siempre cambió. Acá el problema es cómo se ha acelerado un calentamiento global que tiene como correlato también, el congelamiento global a partir de un modelo hegemónico de producción que ha naturalizado esta idea de que todo es posible de ser mercantilizado y eso también, tiene un correlato en lo que enseñamos y de algún modo, se justifica lo que nos pasa, lo que nos duele, lo que nos desvela, esto que nunca hemos logrado aprender y es tan claro en las cosmovisiones originarias.

No somos la especie, -como nos pensó el paradigma judeocristiano y particularmente el hombre macho blanco hecho a semejanza del único dios de la especie- por excelencia que debe dominar a todas las otras expresiones de vida. Esto es fundacional, a lo que se suma la fragmentación de los paradigmas disciplinares que ha externalizado la vida no humana de nuestras vidas y puestas, supuestamente al servicio de un modelo claramente de expoliación, de saqueo, de explotación de nuestros cuerpos y de todas esas otras expresiones de vida.

La pregunta es ¿Se puede ser ambientalista o un educador que lucha por la descolonialidad sin ser anticapitalista y sin ser antiimperialista? ¿Desde dónde debemos dar la discusión en los temas como problemas y como desafíos que instalemos en el ámbito educativo?

Es importantísimo estar convencido de lo que uno propone. Pienso que esta crisis que vivimos más allá del adjetivo que le pongamos, si es"civilizatoria-ambiental-climática" tiene que ser interpelada desde la escuela, en esa articulación que yo propuse, "escuela-comunidad-territorio" en el lugar en el que podamos instalar la pulsión y el deseo de la vida que está siendo atentada.

A partir de ese lugar y desde lo colectivo, lo comunitario, cómo proyectar ese horizonte simbólico que era la otra gran espera de la que hablaba Rodolfo Kusch, "propio del pueblo, de la comunidad", ese proyecto es, hacia dónde se quiere ir. Esta es la gran pregunta.

¿Nos preguntamos en la escuela lo que nos pasa acerca del agua, de las enfermedades y las muertes cada vez más frecuentes, de esto que nos deja afuera del mercado laboral por la arbitrariedad de ciertas disposiciones que son votadas, a demás, por quienes se han postulado como referentes o representantes de la voluntad popular y son meros traidores a la hora de entregar nada más y nada menos que la posibilidad de vida?

Entonces, eso reclama una nueva forma de pensar la política para pensar un futuro posible y de volver a poner, tanto del acto educativo o del aula, a la comunidad como sujeto colectivo y comunitario -no al niño individuo- sino, a esa idea de articulación de la vida humana con la vida no humana en los territorios de vida que quieren cooptar y que vienen cooptando con mucha eficiencia el mercado y el capital.

Hoy no hay horizonte, lo estamos perdiendo porque no hay arraigo y relación con los territorios que habitamos.

Hunde sus raíces esta forma de hacer política y de garantizar la entrega de nuestras vidas y de todos nuestros amores futuros. Una instalación en la forma de construcción del saber que son claramente puestas al servicio de este modelo hegemónico.

Esto también tiene un correlato en la forma en que se piensa y se hace política, no solamente la política partidaria, sino también la de derechos humanos, la de educación intercultural.

Todos hablan de colonialidad, de una política basada en lo nacional y popular y es todo vacío de sentido. Acá hay que dar una disputa en el campo político para que realmente el sujeto comunitario sea el centro del debate. La gran encerrona de una democracia burguesa que fragmenta las especies animales, el monte, el bosque, los glaciares de nuestra propia vida y nuestra propia explotación.

No hay derechos humanos sin derechos ambientales, sin derecho a la vida en toda su complejidad. La idea de comunidad, o la idea de estar en comunión con todas las otras vidas es superadora de la idea de sociedad.

¿Nosotros somos socios de quién? En la defensa de lo comunitario y de la comunidad, en defensa de la vida en toda su complejidad podemos encontrar una respuesta. El problema es que no se instala esa pregunta desde ese lugar, por eso, el gran error es seguir debatiendo esto en el modelo impuesto o en espacios habilitados para el debate que el propio sistema instala.

Estamos preguntándonos cómo va a terminar la Tierra pero no nos preguntamos si es posible terminar con el capitalismo.

El otro día un maestro me preguntaba por qué se declara anticapitalista y por qué piensa que se puede vivir sin capitalismo, a lo que respondí, que no lo pensaba Claudia Gotta sino, que lo dice la historia.

¿El capitalismo cuántos siglos tiene y cuántos milenios tiene la vida humana? O sea, que se puede vivir bien sin capitalismo. El problema es que no podemos romper esas estructuras del pensar y del estar que nos han colonizado, por eso la escuela y la educación son tan importantes, porque nosotros hemos llegado a estos lugares de reflexión, de interpelación, no porque nacemos genios, sino porque nos hemos abregado, leído y escuchado a algunos que consideramos nuestros maestros y maestras.