BREVE ANÁLISIS DE LAS RAZONES DEL RESULTADO ELECTORAL EN LA ARGENTINA
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Afianzado el control del Estado por parte del Capital Financiero Internacional a través de la dictadura militar instaurada en el año 1976, y robustecido con el resultado de la guerra de Malvinas, se suceden gobiernos de distintos signos políticos que -más allá de sus buenas o malas intenciones- se vieron impedidos de sustraerse al proyecto así instalado (ya sea porque no pudieron o porque no quisieron).
En ese mismo período se produce el asalto al cuartel de Tablada por parte del grupo de acción directa Movimiento Todos por la Patria (MTP) encabezado por el ex ERP 22, Enrique Gorriarán Merlo que -según las declaraciones de los participantes- habrían sido convencidos de que en ese cuartel se estaba gestando un golpe de estado contra el entonces presidente Raúl Alfonsín, al que había que sofocar antes de que se manifestara y expandiera. Pero no fue esto lo que se le transmitió a la ciudadanía, sino que, por el contrario, se difundió que se trataba de un grupo de extrema izquierda que intentaba subvertir el orden constitucional. Lo cierto es que los integrantes de la toma del cuartel quedaron aislados y sin apoyo exterior. Muchos murieron y otros fueron apresados; pero lo cierto es que con esto quedó finiquitado cualquier intento ulterior de desarrollo de una opción revolucionaria de izquierda.
Posteriormente, durante el gobierno del Presidente Carlos Saúl Menem un grupo del ejército comandado por el Cnel. Mohamed Alí Seineldín, de ideología nacionalista católico, produjo un alzamiento militar que fue presentado como un intento de derrocamiento del gobierno, pero que -según las palabras del coronel rebelde- la rebelión no iba dirigida contra el gobierno sino contra la cúpula del ejército a la que consideraba que estaba totalmente manejada por EE.UU. y que era la responsable del desmantelamiento de la defensa nacional, así como de ser los sostenedores de un proceso de destrucción del aparato productivo de la economía promovido por el proceso militar habido entre 1976 y 1983 que tuvo a Martínez de Hoz como ideólogo. La sublevación fue derrotada y Seineldín fue condenado a cadena perpetua. Con esto quedó finiquitada cualquier opción de rebelión vista desde una perspectiva nacionalista.
De este modo quedó truncada cualquier propuesta ideológica de enfrentamiento al sistema.
Lo dicho era necesario para consolidar el dominio imperial plasmado en los documentos Santa Fe I, II y IV.
Los gobiernos que sucedieron al proceso militar, ya sean los sostenedores de la ortodoxia liberal o los denominados populistas y neokeynesianos, no pudieron (y creo que tampoco quisieron) alterar este sistema de dependencia , incurriendo en una seguidilla de actos de corrupción que fueron desde la desnacionalización de las empresas públicas más importantes del país, hasta el contubernio con las empresas monopólicas y el vínculo con el narcotráfico.
El escándalo por corrupción, el aumento de la desocupación, la baja de los servicios sociales, etc., llevaron a una situación de descreimiento de la población en la dirigencia política que, en las elecciones legislativas del 2.001 la sumatoria de los votos en blanco y nulos alcanzó la cifra récord del 41% de los votantes, equivalentes a 10.200.000 argentinos.
Ya en ese entonces primó la consigna "que se vayan todos". Es que sin los referentes ideológicos antisistema arriba mencionados y sin la clase obrera que condujera la protesta, se suplantó la visión de identificar como responsable de la crisis al sistema instaurado por el Capitalismo Financiero por la de adjudicar esa responsabilidad a los efectores políticos (todos) sin diferenciar posiciones ideológicas o pertenencia a partido político, como si fueran una unidad o una categoría social autónoma.
Después de esto, y en el marco del movimiento pendular propuesto por los dueños del poder que utilizan a su favor los mecanismos de la democracia formal, aparecieron en Latinoamérica gobiernos con pincelazos de autonomía (caso Lula en Brasil, Lugo en Paraguay, Kirchner en Argentina, Morales en Bolivia y Correa en Ecuador) para luego volver a retroceder a posturas neoliberales.
Así, el humor político de la población argentina que veía que se deterioraban sus ingresos como consecuencia de la inflación, que se perdían fuentes de trabajo y que aumentaban la pobreza y la indigencia, deterioró la confianza en las estructuras políticas tradicionales, lo que quedó plasmado en el hecho de que desde el año 2.015 no hubieron gobiernos reelectos.
Se instaló en la sociedad la idea de que los responsables de esta crisis eran "los políticos" (como una suerte de categoría abstracta) que sólo defendían sus intereses particulares y su participación en el desguace de la economía nacional.
La situación de la Argentina era (y es) caótica, venía de un gobierno que dejó al país con una enorme deuda externa, que había acordado la devolución de los préstamos en un tiempo imposible de cumplir, y que a la vez produjo la desaparición de alrededor de 30.000 PYMES , con la consiguiente retracción del mercado de trabajo, desocupación laboral, disminución del salario real y una baja en PBN .
Apenas llegado el nuevo gobierno, sobreviene la pandemia de Covid 19, encontrando al país sin infraestructura hospitalaria suficiente -tanto desde el punto de vista edilicio como humano- por lo que se debieron invertir enormes recursos para levantar nuevos hospitales en forma rápida y con la tecnología adecuada para la situación; debiendo también salir en salvaguarda de la industria por la disminución de las jornadas laborales, de los asalariados que estaban imposibilitados de concurrir a sus labores, así como de aquellos que recibían planes sociales… Para esto último debió movilizar al ejército y solventar "ollas populares" con el objeto de proveer de comida a los carenciados.
Obviamente, esto produjo una disminución del PBI con un menoscabo de los "ingresos per cápita" y aumento del índice de pobreza.
En este complicado marco sobreviene la guerra de Ucrania, lo que produjo un aumento desmedido en la importación de energía, debiendo desviarse importantes recursos para abastecer al país de gas y petróleo.
Para completar el cuadro, sobreviene una sequía enorme que hace que se pierdan exportaciones de granos por más de U$S 20.000 millones.
Socialmente, el índice de indigencia alcanza al 17% (y no es mayor por los planes sociales del Estado) y el de la pobreza al 40%.
Todo esto sucede en el marco de un período preelectoral.
Se llega a un nuevo acuerdo con el FMI que exige una devaluación del peso y un aumento en el valor de los servicios, lo que hace que las empresas formadoras de precios suban nuevamente los precios internos y aumentando la inflación, con el consiguiente deterioro de los salarios .
Los sectores financieros y sus representantes políticos, que pretendían una disminución del gasto público, la pérdida de derechos laborales, el cambio del sistema jubilatorio, la quita de los planes sociales, etc., generaron una "corrida del dólar paralelo" que llevó a que en poco tiempo la moneda norteamericana duplicara su valor de cambio, derivando en un aumento (real o ficticio) del costo de los productos.
Las empresas formadoras de precios -que en este país son de naturaleza oligopólicas- se acomodan siempre ajustando sus ingresos mediante el aumento de los precios internos, generando un caos en el sistema, con el consiguiente aumento de la inflación y el deterioro de la imagen del gobierno .
En este marco nació y se desarrolló La Libertad Avanza que se presentó con un discurso verborrágico, agresivo y teatral por parte de Javier Milei -su aparente ideólogo -ligado a las grandes corporaciones.
Este individuo revalorizó el proceso militar de 1.976, descalificando a las organizaciones por los derechos humanos y renegando de la relación necesidad-derecho; se manifestó admirador de Margareth Thatcher, de EE.UU. e Israel; en sus postulaciones proponía la dolarización del sistema monetario, el cierre del Banco Central, el equilibrio fiscal (con la consiguiente quita de subsidio a los servicios esenciales y a los planes de ayuda social), la privatización de las empresas del estado, de la salud pública y de la educación, así como la supresión del CONICET , la flexibilización laboral, el cambio del sistema jubilatorio, etc.
La contrapartida la representó una propuesta que -si bien proponía cambios importantes- se mostró como una continuidad del proyecto existente, basado en un populismo no rupturista.
Milei, en su "discurso antipolítico", comenzó a calificar de "casta" a la dirigencia de los partidos, a los legisladores y a los integrantes del Poder Ejecutivo tanto en el orden nacional como provincial, a quienes acusó de ser los responsables de la crisis del país .
Este discurso exaltado y contestatario y al que se ha dado en calificar como anarco-capitalista -perorata rayana en lo delirante (más allá de su mendacidad) que recuerda a las arengas de Adolf Hitler al pueblo alemán- prendió en el ánimo de la ciudadanía ante el requerimiento de un cambio (sin importar cuál sería) enancándose en la "propuesta libertaria", ignorando el contenido socio-político e ideológico de esa propuesta y cerrando los ojos ante sus ulteriores consecuencias. La idea era "esto no va más, lo que venga no puede ser peor".
Típica respuesta de una clase media vacía, con una clase obrera ausente ideológicamente.
Para Antimafia Duemila, Juan Alberto Rambaldo