EL MAL ABSOLUTO Y LOS “EXCESOS” DE LA DICTADURA

Por Alejandro Olmos Gaona
En la sentencia dictada por la Cámara Federal en 1985 se puede leer:
"Los comandantes establecieron secretamente un modo criminal de lucha contra el terrorismo. Se otorgó a los cuadros inferiores de las Fuerzas Armadas una gran discrecionalidad para privar de libertad a quienes aparecieran, según la información de inteligencia, como vinculados a la subversión; se dispuso que se los interrogara bajo tormentos y que se los sometiera a regímenes inhumanos de vida, mientras se los mantenía clandestinamente en cautiverio; se concedió, por fin, una gran libertad para apreciar el destino final de cada víctima, el ingreso al sistema legal (Poder Ejecutivo Nacional o Judicial), la libertad o, simplemente, la eliminación física".
A ese dictamen se pueden sumar cientos de otros que mostraron, en su realidad todo el accionar de los criminales que integraron la junta militar, y el Presidente Videla, que, encabezó el Poder Ejecutivo por decisión de la misma.
A pesar de las sentencias, de los testimonios irrefutables, de las evidencias que se pudieron recoger, de las cientos de miles de páginas, donde están las pruebas de un accionar criminal que no tiene antecedentes en la historia de la Argentina, el presidente Milei, y la Vicepresidenta Villarruel, sostienen perversamente, que solo se trató de excesos de la fuerzas armadas en la represión de la subversión. Esta actitud del jefe del Estado y la Sra.Villarruel, son claramente la apología del crimen, delito previsto y reprimido por el Código Penal de la Nación, ya que no se trata de simples opiniones, sino de justificar de cualquier forma el plan demencial que sumó a la República en un baño de sangre con miles de víctimas, y familias destruidas.
Es más que evidente el desequilibrio del que da muestra Milei a cada paso en sus reiterados exabruptos, pero la Vicepresidenta, se expresa muy calculadamente, y además de su probada vinculación con represores, no disimula la estragada visión sobre los años de terror, que hoy pretende disimular.
Lamentablemente esa visión que comentó es compartida por muchas personas, y la he visto expuesta en muchos amigos del Facebook, que por razones de prudencia me abstengo de calificar, pero que indudablemente muestran criterios morales muy selectivos, que no pueden disimular. Sus frases preferidas para justificar o relativizar lo ocurrido son: "todos los que mataron eran terroristas", otros mencionan que las víctimas gozan de la "buena prensa y la simpatía de muchos" refiriéndose de manera indiscriminadas a las retribuciones económicas de los mismos y de sus familiares.
También se menciona que los muertos o desaparecidos tenían alguna vinculación con la guerrilla, etc etc. Justifican abiertamente la violación del estado de derecho, ya que la criminalidad subversiva debió combatirse con la ley, y no con la manifiesta ilegalidad. Y al respecto como no recordar las palabras del Prefecto de Palermo, que combatiera a las mafias italianas, el General Dalla Chiessa, cuando le exigieron que se torturara para saber lo ocurrido con Aldo Moro, y contestó:
" Italia se puede permitir perder a Aldo Moro, pero no instaurar la tortura"
Los que todavía hablan de que no había inocentes entre los asesinados y desaparecidos, no tienen forma de justificar las muertes y desapariciones de los sacerdotes y seminaristas asesinados en la Iglesia de San Patricio, el encarcelamiento y torturas del Dr. Hipólito Solari Irigoyen; la decapitación del jurista Miguel Vaca Narvaja, la desaparición de Lucia Cullen Paunero, colaboradora del Padre Mujica en la Villa de Retiro; la desaparición de los diplomáticos Elena Holmberg Lanusse y Hector Hidalgo Sola, los allanamientos y detenciones en instituciones religiosas como la ocurrida en el Colegio San Miguel de Buenos Aires; los estudiantes secundarios asesinados en la llamada "Noche de los lápices", y así podría seguir en una lista enorme de personas que nada tenían que ver con la guerrilla, y que pagaron con su vida, tener posiciones críticas hacia la junta de criminales, que gobernó la argentina durante la dictadura, para los cuales, todo lo que no coincidiera con sus nefastas posiciones ideológicas debía ser suprimido.
Aunque los minúsculos grupos, que de alguna manera relativizan el accionar de la dictadura, siempre encuentran justificativos, debido a que había que terminar con la subversión y ya que hablan de "excesos", "beneficios" o "simpatías" de algunos medios, habría que preguntarles, que tiene que ver reprimir a la subversión, con violar a mujeres indefensas, apropiarse de bebés recién nacidos, robar bienes muebles e inmuebles, suprimir identidades, hacer parir a embarazadas en condiciones infrahumanas, destruir editoriales y quemar libros, no aceptar la menor critica o disidencia, tirar a las personas desde aviones en el Río de la Plata, ejercer todas las formas posibles de sadismo y salvajismo extremo y violar toda norma legal que protegiera la condición humana. Como no tienen la menor posibilidad de justificar hechos aberrantes, se quedan en la mera enunciación de cliches sobre el significado de la subversión, pero son incapaces de ser parte de una discusión seria al respecto, ya que quedaría en evidencia, que al justificar esos actos, son apologistas de esos delitos, y en consecuencia, incurren en delitos de acción pública.
Con esa precisión semántica que lo caracterizaba, ese gran jurista que fue Carlos Nino, designó a la dictadura como "el mal absoluto" haciéndose eco de las reflexiones kantianas sobre estas acciones, que no existe la más mínima posibilidad de justificar, ni siquiera de explicar.
Estamos acostumbrados a oir hablar de relatos, y cuando se hace mención a ellos solo existe la referencia al kirchnerismo, pero se silencian otros relatos extremadamente peligrosos, que además cuentan con el beneplácito de los grandes medios. Es por eso que el diario "La Nación" en el editorial del domingo 31 de marzo, haciendo referencia a lo ocurrido en la dictadura, llega al extremo de poner esta frase "la represión de la subversión que asoló al país en los años 70, (fue) realizada en muchos casos fuera de la ley", poniendo así de manifiesto que para ese diario, solo en muchos casos se obró fuera de la ley, y no hubo un plan sistemático de exterminación de vidas humanas, como lo probó de manera irrecusable el fallo del juicio a las juntas, y una importante cantidad de fallos dictados por otros tribunales.
Cuesta creer que haya sujetos, que pretendan justificar o relativizar tanta, ignominia, y debo confesar que me cuestiono que esas personas sean amigos en el Facebook por otros motivos, aunque me doy cuenta que en cuestiones tan decisivas como estas a las que me estoy refiriendo, es imposible compartir vínculos con ellos aún en estas redes. Puedo respetar el derecho de cada uno a expresarse como quieran, pero hay opiniones que no solo no son respetables, sino son claramente constitutivas de un delito.
Es por eso que cabe combatir de todas las maneras posibles estas actitudes negacionistas que se manifiestan abiertamente, y en otros casos de manera solapada, poniendo en evidencia que clases de personas son los que asi se manifiestan.