Giro inesperado en la ecología de los bosques patagónicos

12.01.2025

Por Mirtha Susana Rodríguez

Este informe realizado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Bs. As. (FAUBA) e investigadores del Conicet en un estudio efectuado en un área de bosques patagónicos nos hace reflexionar sobre varios conceptos:

La naturaleza mucho más sabia que nosotros nos muestra que en cada ecosistema las especies que conviven lo hacen en absoluta armonía y correlación por eso es importante conservar en cada región las especies nativas porque hasta en la descomposición sirven de sustento a la biomasa natural.

La importancia de los bosques patagónicos a nivel regional, pues son fundamentales en la regulación de las cuencas hídricas, en la moderación del clima, en el aprovisionamiento de recursos naturales etc. Asimismo a nivel mundial constituyen un banco genético único.

Una elevada diversidad de especies, algunas de distribución muy restringida, se manifiestan a lo largo, a lo ancho y a lo alto del bosque andino-patagónico, todas ellas entrelazadas por complejas tramas que hacen de este un ecosistema único en el planeta.

Analizar los efectos negativos de las acciones humanas sobre el ecosistema del bosque. Comprender la importancia de valorar, respetar y utilizar racionalmente al bosque, y de actuar como agentes multiplicadores de estos conocimientos. Conocer algunas prácticas de bajo impacto que permiten el uso de la naturaleza sin dañarla.

Durante décadas, Argentina ha subsidiado la tala de bosques autóctonos y la plantación de especies exóticas, principalmente pinos, en terrenos generalmente reclamados por los pueblos indígenas. Casualmente el pino es una de las especies en la que la descomposición de la hojarasca es mucho más lenta en comparación con las nativas. Generan sequías, son altamente inflamables, en los incendios se propagan cinco veces más rápido que los árboles nativos y todos somos conscientes de los incendios ocurridos en nuestra Patagonia antes y ahora.

La política forestal debe estar integrada dentro de una política territorial más vasta, que antes que nada cese de expulsar gente de la tierra y de criminalizar comunidades que recuperan algo de lo que fue su territorio ancestral y que en definitiva son los únicos que defienden los ecosistemas.

Somos conscientes también que las mismas terminan siendo definidas por funcionarios obedientes antes que nada a las presiones de los intereses económicos.

Giro inesperado en la ecología de los bosques patagónicos

Los resultados del estudio de la FAUBA y del Conicet proponen una mirada alternativa a las teorías previas sobre la descomposición en bosques templados. Las fotos son gentileza de Luis I. Pérez
Los resultados del estudio de la FAUBA y del Conicet proponen una mirada alternativa a las teorías previas sobre la descomposición en bosques templados. Las fotos son gentileza de Luis I. Pérez

(SLT-FAUBA) La comunidad de descomponedores cumple un rol clave en el funcionamiento de todos los ecosistemas. Al alimentarse de la biomasa que producen las plantas, convierten moléculas complejas en otras más simples. Si bien el proceso de descomposición es relevante a nivel global, los pilares de su conocimiento se plantearon a partir de investigaciones en bosques del hemisferio norte.

Esos estudios definieron qué factores son los que más influyen en la velocidad a la que actúan los descomponedores. En particular, establecieron que los más determinantes son la temperatura, las precipitaciones y la relación entre el nitrógeno y la lignina —un compuesto de carbono muy complejo— en la hojarasca. En este marco, un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del Conicet en los bosques andino-patagónicos observó la importancia de un elemento hasta ahora poco considerado en la literatura sobre este proceso: el magnesio (Mg).

La investigadora evaluó la degradación la hojarasca en dos sitios con 850 mm de precipitación anual de diferencia y halló una relación novedosa entre la velocidad de descomposición y el contenido de magnesio en la biomasa
La investigadora evaluó la degradación la hojarasca en dos sitios con 850 mm de precipitación anual de diferencia y halló una relación novedosa entre la velocidad de descomposición y el contenido de magnesio en la biomasa

"En principio, analizamos si las condiciones climáticas modificaban la velocidad a la que se descomponía la hojarasca de las diez especies más representativas de estos ecosistemas patagónicos. Para eso, evaluamos la descomposición de restos vegetales en dos sitios con distinta precipitación, 1350 y 2200 milímetros de lluvia al año. Como no encontramos diferencias, buscamos otros factores que explicaran las tasas de descomposición", explicó Lucía Vivanco, docente de la cátedra de Ecología de la FAUBA.

Los resultados del estudio sugirieron que el Mg fue uno de los factores que más influyó en la velocidad del proceso. "Mientras más magnesio contenía la hojarasca, más rápido se degradaba. Por ejemplo, observamos un mayor contenido de magnesio en los restos vegetales del Ciprés de la cordillera —Austrocedrus chilensis—, que fue el material que se descompuso más rápido. Todas las especies difirieron en su tasa de descomposición", agregó Lucía.

La importancia de la identidad

A partir del estudio publicado en la revista Forest Ecology and Management, Vivanco rescató el efecto de la especie vegetal sobre la velocidad de la descomposición. "Cada especie produce una hojarasca con distinta composición química. En particular, registramos diferencias en el contenido de magnesio".

"El ranking de velocidad de degradación, de mayor a menor, se completó con el Ñire, el Coihue​, la Lenga, el Maitén, el Roble Pellín, el Radal, el Raulí, el Pehuén y el Alerce. Ese orden fue muy similar a los contenidos de magnesio en la hojarasca. Estos resultados fueron sorprendentes y proponen una mirada alternativa a las teorías previas de la descomposición", señaló Vivanco, quien también es investigadora del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA, UBA-Conicet).

Lucía comentó que esta particularidad se debería a la historia natural única de los bosques andino-patagónicos y a que están poco disturbados por las actividades humanas. "Entre otros eventos, el surgimiento de la Cordillera de los Andes cambió drásticamente las condiciones ambientales de los bosques andino-patagónicos y lo diferenció de otros. Muchas especies vegetales, animales y microorganismos sólo se encuentren allí. Por ejemplo, el 85% de la flora leñosa es endémica. Quizás la relación entre las plantas, descomponedores y magnesio sea otra característica distintiva más".

En este sentido, agregó: "no podemos extrapolar lo que sabemos de otros bosques templados a los bosques andinos. Esto los vuelve muy interesantes para estudiar cómo funcionan estos ecosistemas en su estado prístino para predecir su respuesta ante cambios actuales y futuros".

Bosques y laboratorios

En el IFEVA, Lucía Vivanco integra un grupo de trabajo que investiga las comunidades de organismos descomponedores del suelo. Se trata de hongos, bacterias, lombrices y ácaros, entre otros, que se relacionan estrechamente con la especie particular de árbol bajo la cual se desarrollan.

"Pudimos determinar que la hojarasca se degrada más rápidamente en el sitio donde se produce. Si la movemos a un suelo distinto, en otro sitio, donde hay otra comunidad descomponedora, tarda más en degradarse. Es lo que llamamos 'la ventaja del local', y creemos que resulta de los cientos de años de interacción entre los árboles y la comunidad de descomponedores en este bosque, que seleccionó a los organismos del suelo más eficientes para cada hojarasca.

Finalmente, la investigadora concluyó: "Toda esta información es novedosa. Tenemos miles de preguntas que surgen a partir de nuestros resultados y queremos profundizar en el análisis del efecto del magnesio y su interacción con los descomponedores".

El grupo de trabajo de la cátedra de Ecología y del IFEVA (UBA-Conicet) profundizó en las relaciones entre especies vegetales y descomponedores de los bosques andinos
El grupo de trabajo de la cátedra de Ecología y del IFEVA (UBA-Conicet) profundizó en las relaciones entre especies vegetales y descomponedores de los bosques andinos