LAS LAMENTABLES CIFRAS DE UNA MUERTE LENTA

27.03.2025

EL DESCENSO DE LA POBLACIÓN DEL GORRIÓN COMÚN (PASSER DOMESTICUS) EN ESPAÑA, DENUNCIADO POR SEO/BIRDLIFE, REFLEJA UN PROBLEMA AMBIENTAL COMPLEJO Y MULTIFACTORIAL QUE MERECE ATENCIÓN CRÍTICA. 










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Por Juan Antonio Frey

Las cifras son alarmantes: la pérdida de entre 6 y 7 millones de individuos en los últimos 25 años implica un cambio significativo en el equilibrio ecológico.

Una de las causas principales de esta disminución podría atribuirse a la urbanización intensiva y el cambio en los patrones de uso del suelo. Las ciudades modernas presentan menos espacios verdes y hábitats adecuados para aves como los gorriones, que dependen de zonas urbanas con vegetación y recursos alimenticios accesibles. Además, la contaminación (acústica, lumínica y química) es un factor clave que afecta negativamente a estas poblaciones, alterando sus ciclos reproductivos y su capacidad de supervivencia.

Otra posible causa es el cambio climático, que está modificando la disponibilidad de alimentos y las condiciones del hábitat. Los inviernos más cálidos y las alteraciones en las estaciones pueden afectar la reproducción y la migración de muchas especies. A esto se suma la proliferación de depredadores urbanos, como gatos domésticos, y la competencia por recursos con otras especies de aves.

La pérdida de gorriones no solo tiene implicancias ecológicas, sino también culturales y sociales. Este pájaro ha sido históricamente parte del paisaje urbano y rural, representando un vínculo entre la naturaleza y la vida humana. Su desaparición podría ser un indicador de un deterioro más amplio en los ecosistemas.

Abordar esta situación requiere medidas integrales, como la promoción de ciudades más sostenibles con espacios verdes adecuados, la protección de hábitats naturales, y la educación ambiental para sensibilizar a la población sobre la importancia de las aves en los ecosistemas. En resumen, esta problemática subraya la necesidad de repensar nuestra relación con el entorno para garantizar la coexistencia entre las especies y el desarrollo humano.

La contaminación electromagnética también juega un papel significativo en el declive de la población del gorrión común. Este tipo de contaminación, generada por las emisiones de ondas de dispositivos electrónicos como antenas de telecomunicaciones, redes Wi-Fi y sistemas eléctricos, puede tener efectos perjudiciales en las aves.

Algunos estudios sugieren que la exposición prolongada a campos electromagnéticos puede afectar el sistema nervioso y las capacidades de orientación de las aves, que dependen de la percepción de campos magnéticos para sus movimientos y migraciones. Además, esta contaminación podría interferir con los ritmos biológicos de las aves, provocando cambios en su comportamiento de reproducción, alimentación y descanso.

La combinación de contaminación electromagnética con otros factores, como la pérdida de hábitats, el cambio climático y la contaminación química, crea un entorno cada vez más hostil para los gorriones comunes, dificultando su capacidad de adaptación y supervivencia.

La inclusión de esta problemática en la discusión, impone la necesidad de una regulación más estricta de las emisiones electromagnéticas y una evaluación de sus impactos en la fauna. Esto debe formar parte de un enfoque integral para proteger la biodiversidad y garantizar un equilibrio entre el desarrollo tecnológico y la conservación ambiental.