UNA TRAVESÍA PARA DEFENDER NUESTRO RÍO PARANÁ “REMAR CONTRACORRIENTE POR EL AGUA, LA VIDA Y LA SOBERANÍA”

Desde la red de organizaciones y colectivos que conformamos "Remar contra corriente por el Agua, la Vida y la Soberanía", proponemos esta travesía desde el 1 al 22 de marzo, para frenar la entrega de soberanía del Rio Paraná a corporaciones de capital extranjero, que, lejos de cuidar un elemento vital para la existencia de los seres vivos, lo que hará será un ecocidio, un desastre ambiental, producto de buscar obtener mayores ganancias con menor costo.
Ratificamos el rechazo al llamado a licitación del gobierno nacional para reprivatizar la Vía Troncal Navegable del río Paraná, mediante el Decreto 709/2024. También repudiamos la disolución, mediante el DNU 3/2025, de la Administración General de Puertos y de la Dirección Nacional de Vías Navegables (DNVN), lo que significa el remate del patrimonio público de dichos organismos.
Ante las numerosas denuncias públicas y procesos judiciales iniciados, el 12 de febrero el gobierno tuvo que declarar desierta la licitación, cuyo pliego se realizó a espaldas de la comunidad de las provincias ribereñas, planteaba un plazo de concesión de 30 años, con posibilidad de renovación por otros 30, lo cual implica asegurar un negocio multimillonario por 60 años, incorporó el dragado a 44 pies (hoy está a 34 pies de profundidad), sin contemplar ningún estudio de impacto ambiental que justifique semejante decisión.
Pero anuncian que volverán a llamar un nuevo proceso licitatorio. Intentan profundizar el modelo extractivista que convierte al río Paraná en una autopista para grandes corporaciones; y va a provocar un ecocidio. De esta manera, nuestro Río queda delineado en función de los intereses de estas corporaciones, y el Estado renuncia a ejercer la soberanía sobre la principal vía fluvial por donde circulan las riquezas que se producen en toda la Cuenca del Plata y el 80% del comercio exterior de nuestro país, y por otro lado, es la puerta de entrada para el ingreso de infinidad de productos importados, que son miles de horas de trabajo que tanta falta hacen en esta Argentina cada vez más desigual.
Con esta licitación, Argentina se encamina a profundizar un modelo de extranjerización que ha consolidado el dominio del capital extranjero en todos los eslabones de nuestro comercio exterior y su logística. El sistema portuario, el dragado del río, los buques y barcazas que transportan las cargas y hasta el control del acceso al Río de la Plata, seguirán en manos de potencias extranjeras, que buscan asegurarse las cadenas de suministro y reforzar
la división entre países productores de materias primas y países productores de manufacturas.
Es un crimen ambiental que se pretenda llevar todo el tramo del río Paraná hasta la localidad de Timbúes a una profundidad de un puerto director de aguas profundas de ultramar, para permitir el ingreso de barcos de gran tamaño de miles de toneladas. Se pretende adecuar el río a los buques y no los buques al río. De modo que alterar el lecho del río (profundizando su cauce, llevándolo a 44 pies o más, con alto impacto para sus afluentes y para los humedales) les resulta la mejor opción, aunque para ello se produzca un desastre íctico sin precedentes y otras alteraciones con impacto desconocido a futuro.
La licitación, entonces, despierta un triple interés: El sector agroexportador quiere una "Hidrovía" más profunda para trasladar más carga al menor precio posible. Grandes empresas internacionales dragadoras pelean por quedarse con el negocio de la concesión. Un Gobierno, versión libertaria, quiere despojarse y renunciar a la administración de esta ruta fluvial y privatizarla.
IMPACTOS DE ESTA LICITACIÓN
- Destrucción del ecosistema fluvial: El dragado así planteado pone en grave riesgo a los humedales, la fauna ictícola y las dinámicas naturales del río provocando un verdadero ecocidio. Al removerse los sedimentos del lecho de los ríos se liberarán contaminantes que se mezclarán con el agua afectando su calidad en forma peligrosa para la biodiversidad de los ecosistemas asociados y para el consumo de la población humana. La capacidad de las plantas potabilizadoras de agua para afrontar el desafío de la eliminación de estos contaminantes es dudosa. La profundización del lecho de los ríos generará un aumento del volumen de agua que circula por dicho cauce, reduciendo o dejando sin agua otros arroyos y canales subyacentes (y acuíferos) que son vitales para los ecosistemas, el consumo humano, la industria, la agricultura, y otros sectores productivos. El ingreso de buques de gran porte generará oleaje que afectarán las orillas del río produciendo desmoronamientos de las barrancas y destrucción de playas y ambientes ribereños.
- Las alteraciones del cauce provocan erosión, inundaciones y desplazamiento de comunidades, y afectan las formas de producción y cultura de pueblos y comunidades ribereñas que son parte de ese corredor biocultural, como por ejemplo, los pescadores artesanales, que son sustento de miles de familias a lo largo de las ciudades costeras.
- Saquea la soberanía: La gestión privatizada del Paraná (por 60 años) perpetúa la evasión fiscal, el contrabando y el control extranjero sobre un recurso estratégico, pudiendo ser una caja de obtención de ingresos para un país que tiene el 50% de su población sumida en la pobreza y el hambre.
EXIGIMOS
1.- Derogación del Decreto 709/2024 que ordena la licitación del Paraná.
2.- Evaluaciones Ambientales Estratégicas y Acumulativas independientes antes de cualquier intervención. Cumplimiento de la Constitución Nacional, el Acuerdo de Escazú y la ley general de ambiente.
3.- Planificación y gestión pública, soberana, federal y participativa del río Paraná, priorizando los intereses de las comunidades locales, la conservación ambiental y las generaciones venideras.